miércoles, abril 22, 2009

VERDE Y VEGANA

...Feliz dia de la Tierra, terricolas



El 22 de abril de cada año se celebra el día de la Tierra. Una fecha que se ha popularizado bastante gracias al Calentamiento Global ya que éste fenómeno ha desencadenado que las alternativas “verdes” se hallan puesto de moda, sin que esto signifique un verdadero cambio de conciencia en las personas.

Los medios nos hablan de alternativas para reducir el consumo, los gobiernos de políticas públicas de protección al medio ambiente, las corporaciones crean empaques un tanto menos contaminantes, y las religiones dan la espalda a estos temas. Finalmente, todas éstas medidas no son más que paliativos que no solucionan de raíz el problema, y que por el contrario nos embarcan en otra clase de consumismo con el que seguramente, las mayorías se sentirán sin cargos de conciencia, y el sistema continuará sin mayores modificaciones.

Además de lo anterior, un buen número de personas adjudica únicamente a los gobiernos y a las instituciones la crisis ambiental, y esperan así mismo que sean éstos los encargados de brindar soluciones contundentes a dicho problema, desconociendo por completo que en la historia de la humanidad, los gobiernos jamás han actuado sin una relevante presión civil que actúe y que exija en concordancia con los postulados que se promueven.

Pero alejándonos de las diversas posturas que se pueden formular respecto a un tema que nos concierne a todas y todos (aún cuando parezca que no), habrá que preguntarse por qué llegamos a un estado tan extremo de contemplar la destrucción del Planeta – y de sus habitantes- como algo normal y necesario.

Habremos de remitirnos entonces al hecho que, independientemente de nuestro oficio o posición social, solemos ver nuestros intereses más valiosos que los de nuestros pares, y cuando nos decidimos a hacernos activistas por la Liberación Animal y de la Tierra, nos encontramos con que nuestra causa es terriblemente desvalorizada y tenida a menos incluso por personas que están involucradas en otras luchas sociales.

Precisamente por estas dinámicas es que las y los animalistas acuñamos el término de especismo[i], y éste se hace presente todas las veces que se nos menciona “¿y por qué no luchan por los niños?” o “respeto tu postura, pero no la comparto” o miles de manifestaciones similares que ponen los intereses de humanas y humanos por encima de los demás animales y por supuesto de la Tierra. Sistemáticamente nos creímos la postura judeo-cristiana que pone al individuo homo-sapiens por sobre toda la Tierra y le da el poder exclusivo para dominarla y apoderarse de forma jerárquica de ella; la simbiosis natural se ha roto desde el mismo instante en que nos sentimos superiores y defendemos acérrimamente nuestra posición sin considerar que vivimos en un lugar del universo que necesita nuestro cambio, tanto como lo necesitamos todas y todos.

Nuestros deseos por contribuir a la recuperación del medio ambiente tristemente son solo buenas intenciones que se deshacen en el mismo instante en que se nos plantea que para conseguir esto, debemos dejar de lado ciertos intereses y hábitos que finalmente no son más que trivialidades, como el hecho de usar bolsas de tela en remplazo de las plásticas, dejar el carro en casa o simplemente optar por no comprar uno. Y es que el Mato Grosso y toda la Amazonía está siendo talada ahora mismo para alimentar a miles de vacas que serán asesinadas por el hecho de no haber nacido humanas. A quién dejaremos la responsabilidad de parar con este aterrador sistema? … ¿a los ganaderos que se lucran con el dinero que les damos cuando compramos una bandeja de carne en un supermercado… o las petroleras, o quizá a los políticos de turno?

Ya que hoy se celebra el día de la Tierra, hazle honor a esta fecha, y toma acción, pero no solo una, sino miles; que este 22 de abril sea el inicio de una reflexión irreversible y constante que nos lleve a inventar, y llevar a la práctica, pequeñas iniciativas que desencadenen una verdadera transgresión de los valores antropocentristas.

Tenemos la capacidad de decidir y la responsabilidad de salvar nuestro Planeta todos los días.

Hace unos pocos años me di cuenta de que yo también era un animal y renuncié a concebirme por encima de los y las demás –humanos y no humanos- no ha sido fácil, y aún no lo he logrado por completo, pero por lo menos ahora sé que hago parte de la comunidad de iguales en la que no infravaloro a los perros que comparten conmigo sus vidas, al cerdo que no comeré, a la rata con la que no experimentaré, al humano al que no agrediré, independientemente de cuál sea su raza o su credo. Ahora sé que no puedo vivir de forma egoísta agrediendo al ecosistema, y que prefiero soportar el estrés diario del transporte público, no contribuir con la muerte de ninguna especie, y reutilizar y reciclar mis desperdicios.

Soy un animal, soy vegana, soy verde, soy feminista, y así soy más feliz.


Aelita F.M.

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[i] Término acuñado en 1970 por el psicólogo Richard D. Ryder el cual hace referencia a la discriminación en base de la especie. Así, las y los humanos le damos prelación a los intereses de nuestra especie e infravaloramos las necesidades e intereses de los demás habitantes del Planeta.